Las cuatro Reinas no son mentiras: lo que el Tarot ya sabía sobre las mujeres de los ochentas
- Mike Aryan
- 5 jun
- 4 Min. de lectura
Hay símbolos que no necesitan presentación, porque se nos cuelan por los poros. La cultura pop nos ofrece unas joyitas que aparte de entretenidas, vale la pena revisar desde sus simbolismos y canciones.
Si alguna vez cantaste en pleno drama las rolas de Daniela Romo, Yuri, Dulce o Lupita D’Alessio (aunque fuera a medio quehacer de la casa), sabes que en sus letras vivía una intensidad emocional que no se pide, se impone.
Por eso, cuando vi el tráiler de la nueva serie Mentiras, basada en la icónica obra musical mexicana, algo se me despertó... ¡y no fue nostalgia!. Fue reconocimiento simbólico.
¡Spoiler alert!
Voy a hablar de momentos clave del musical —que probablemente tenga ajustes en la serie—. Si aún no lo has visto, guarda este artículo para después.
Y si ya lo viste… pasemos al símbolo.
Esas cuatro mujeres no solo protagonizan un musical con pelucas y escándalos amorosos. También encarnan las cuatro Reinas del Tarot.

Lupita como la Reina de Bastos
Lupita es esa mujer sin filtro, sin miedo y sin freno. La secretaria de barrio que se mete con Emmanuel sabiendo que está casado… y le da exactamente igual. Ella no busca pedir permiso ni redimirse: hace lo que le nace, sin excusas ni culpa.
Como la Reina de Bastos, es libre, auténtica y sin pelos en la lengua. Su energía no busca encajar: explota, se expresa, vive con intensidad.
Lupita es fuego sin pedir perdón. La que hace lo que quiere, cuando quiere, porque puede. Y la queso.

Dulce como la Reina de Copas
Dulce es la romántica que todxs llevamos dentro y tratamos de esconder. La ex-monja que se entrega por completo a un amor que la rebasa. En la obra, está embarazada de Emmanuel, y ahí la metáfora se vuelve poderosa: lleva el amor adentro. Literal y simbólicamente.
Como la Reina de Copas, Dulce es emoción pura. Intuitiva, dulce, devota, y con un corazón que lo da todo aunque se rompa.
Ella es esa parte de nosotrxs que se aferra al amor como a una fe. Que ama aunque duela y que cree aunque no deba.

Yuri como la Reina de Espadas
Yuri aparenta no sentir. Es la abogada exitosa, objetiva, estratega. La amiga incondicional, la que sostiene a las demás… pero detrás de su dureza hay un amor prohibido y silenciado: está enamorada de su mejor amiga, Daniela.
Su rudeza no es frialdad, es mecanismo de defensa. Porque si se deja sentir, se desborda.
Y si se desborda, se traiciona a sí misma.
Como la Reina de Espadas, Yuri reprime, calcula y aguanta vara. No porque no ame, sino porque su amor no cabe en el guión que le tocó vivir.
Ella es esa que ama en secreto. Que está, aunque nadie lo sepa... y que se queda aún cuando no puede decir por qué.

Daniela como la Reina de Oros
Daniela es la esposa “oficial” del cucaracho de Emmanuel. La del vestido rosa y la vida ideal, la del hogar bonito y una vida de apariencias. La que, más que estar herida por la infidelidad, siente que Emmanuel le arruinó su guion de “niña MMC”. (mientras me caso).
Ella quiere estabilidad, belleza, pertenencia. Su universo emocional no es tan romántico como Dulce, ni tan pasional como Lupita. Daniela quiere seguridad, estética, estructura.
Como la Reina de Oros, es la esposa sin hogar emocional, y dueña de una feminidad que brilla… hasta que se quiebra.
Daniela es esa mujer que construyó un castillo… en el aire. Y le enoja tener que bajarse de él.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el Tarot?
Más de lo que crees. Porque los Arcanos no viven en cartas, seas chico, chica o chique... las Reinas son parte de nuestra estructura psíquica y energética.
Las Reinas del Tarot habitan en nuestras decisiones, nuestros enojos, nuestras historias de amor y nuestras despedidas. Es la interiorización de la energía elemental del fuego, del agua, del aire y de la tierra.
Y genuinamente, todxs hemos sido Lupita alguna vez. O Dulce. O Yuri. O Daniela.
Y muchas veces, las cuatro… en la misma semana.
¿O no?
El Tarot no pone etiquetas. Te muestra espejos, y si algo nos enseña es esto:
Una Reina no se define por el amor de un hombre.
Se define por el trono interno que se ha construido.
¿Vas a ver la serie?
Si lo haces, hazlo con los ojos del símbolo. Si ya viste la obra, ¡vuélvela a ver!.
Y luego me cuentas.
Posiblemente encuentres más de una Reina en un mismo personaje: es lo bellamente natural y complejo de la personalidad humana.
Y si después te quedas con la duda de cuál Reina estás habitando tú… ya sabes dónde encontrarme, bb. Puedes agendar tu lectura conmigo. ;)
Porque cuatro reinas no son mentiras. Son personalidades encarnadas en todxs quienes hemos amado... con hombreras, Aquanet y el alma en la voz.
Nos leemos prontito.
Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan
Qué articulo más sensacional!! Me encantó!
Cómo bien dices, las reinas habitan en nosotros!
Me encanta la manera que escribes !
Haz un libro!!!
Te abrazo!