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La trampa espiritual de la autoexigencia.

Actualizado: 15 abr



"Descubre quién eres, pero no te aferres a ninguna definición.

Muta las veces que sea necesario para vivir en la totalidad de tu ser".

– Claudio Naranjo




Hay una exigencia silenciosa que a veces pasa desapercibida. No grita. No empuja. No señala con el dedo. Es más sutil… pero igual de severa. Y lo peor: suele esconderse justo donde creemos que ya hemos hecho conciencia.


Me refiero a esa voz interna que dice:“Tú ya deberías haber sanado esto.” O el clásico: “con todo lo que has trabajado, ¿cómo es posible que sigas cayendo en lo mismo?”“Ya leíste, ya hiciste terapias, ya meditaste… ¿por qué te duele todavía?”





La autoexigencia también se disfraza de espiritualidad.

Ese disfraz toma una forma particularmente peligrosa: la forma del castigo. Porque ahora, no solo te duele lo que te pasó, sino que te culpas por no haberlo"superado" del todo. Te sientes insuficiente por seguir teniendo síntomas, por no lograr estar en paz todo el tiempo, por no poder sostener siempre “tu mejor versión” o "vibrar alto."


Te exiges estar bien incluso cuando estás mal.

Te castigas por no haber soltado, perdonado, trascendido, agradecido… como si sanar fuera una lista de tareas a palomear.


Pero sanar no es un mandato. No es una obligación moral. No es una competencia interna para demostrarle a quién sabe quién que ya evolucionaste.


Sanar, cuando es verdadero, es un acto profundamente humano.Y lo humano es imperfecto, caótico, contradictorio, a veces desesperado, a veces revuelto.

Lo humano duda, se rompe, se cansa.Y no por eso está mal. No por eso “te falta sanar”.


La idea de que tenemos que “aprovechar" las lecciones de la vida a cada instante puede volverse un lastre, pues cuando el alma está herida, necesita tiempo. Cuando el cuerpo se enferma, necesita cuidado. Cuando el corazón está agotado, necesita descanso… no otro taller de fin de semana ni otra afirmación para repetirse frente al espejo. Hay que dejar que se acomoden las cosas.





¡No hay nada más espiritual que honrar tu proceso!

Es profundamente espiritual y consciente el respeto a tus límites, el mirarte sin exigencias en medio del caos.


Sí, lo sabemos. Hay cosas que necesitan sanarse, hay pendientes en la vida. Pero no todos se sanan o se trabajan de golpe.Y no todas se sanan igual, ni con la misma persona, ni con el mismo método. Ni porque "ya toca".

Recuerda algo: la sombra no desaparece. La sombra se integra.


Hoy solo quería recordarte esto: Si estás en el camino del crecimiento personal, del despertar espiritual o del autoconocimiento… no confundas conciencia con exigencia ni claridad con prisa.



Si sientes que este tema resuena contigo y quieres profundizar más en ello, te invito a explorar este trabajo en una sesión personalizada. La verdadera espiritualidad comienza cuando nos permitimos mirarnos con compasión y autocuidado.



"Hazlo fácil. Tómate el tiempo, estás volviendo a casa. A ti mismo."

– Nayyirah Waheed


Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan

 
 
 

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