¿Puede una IA leer el Tarot?
- Mike Aryan
- hace 3 días
- 6 Min. de lectura
La escena se repite cada vez con más frecuencia.
Alguien te cuenta, con cierta culpa y curiosidad, que le preguntó a ChatGPT por su ruptura antes de agendar con su tarotista de confianza. O que lo usó para saber “qué le depara el destino”. Algunos incluso comparten en X o Threads capturas de pantalla con orgullo: “Mira lo que me dijo ChatGPT”, como si hubieran encontrado un oráculo que no cobra, no cuestiona y que además, responde en segundos.
Para el profesional entrenado no es una ofensa. Es un síntoma.
Vivimos en tiempos donde lo inmediato compite con lo íntimo; donde la velocidad desafía al silencio. Y donde pareciera que mientras más informados estemos… más confundidos nos sentimos.
Por eso decidí escribir este artículo: desde la propia curiosidad, desde mi experiencia con la IA y el sinsabor de algunas posturas radicales que he visto en el gremio del Tarot. En esta conversación, hay un sutil contraste generacional: por un lado, tarotistas jóvenes suelen abrazar la IA con entusiasmo y ganas de explorar. Por el otro, veteranos que la ven con recelo, desconfianza o desde el dogma.
Ninguna postura está mal. Solo nos muestra que también en el Tarot hay brechas de época y búsquedas diferentes. Y que quizás, en lugar de enfrentarnos, podríamos preguntarnos qué puede aportar cada mirada.
Hay una certeza detrás de todo esto: la información no es sinónimo de sanación. Estar más informados puede ayudarnos a sanar mejor, sí, pero no sustituye la conexión humana. Porque lo que muchas veces falta no es más información… sino alguien que sepa escuchar cuando no sabemos qué decir o qué preguntar.

Lo que la IA puede… y lo que jamás podrá hacer.
Claro que la IA tiene mucho potencial. Puede ayudarte a repasar el significado de los Arcanos, a entrenar tu memoria simbólica, a hacer tiradas aleatorias para practicar. En mi caso, he entrenado modelos para que devuelvan respuestas con mayor sensibilidad, basados en mis métodos. Me ha servido para enseñar mejor, para pulir enfoques, para tener una segunda mirada.
Pero el Tarot no es solo un lenguaje simbólico. Es una experiencia de encuentro. Es relacional. Es vincular. Y ese terreno es irremplazable.
La IA puede darte una interpretación rápida, incluso "correcta" desde el punto de vista técnico. Pero no puede leer el temblor de tu voz ante una pregunta tímida. No puede dejar un silencio que te abrace mientras meditas lo que el tarotista te dijo. No puede registrar que bajaste la mirada al ver la carta de La Torre. No puede cambiar de ritmo cuando algo te duele.
Un ejemplo simple. Tú escribes: “¿Cómo puedo superar esta ruptura?”
La IA responde: “La carta del Diablo puede representar una relación de codependencia. Es momento de liberarte de esos lazos que te atan”.
Yo, en una consulta, miro cómo se te humedecen los ojos. Te pregunto si esa carta te recuerda a algo o alguien de tu infancia. Hacemos un leve estiramiento. Interpreto y te propongo un ejercicio de visualización simbólica. Eso no es interpretación, es acompañamiento.
Hace poco, una exalumna de mi Diplomado agendó consulta conmigo. Me contó que se había hecho una lecturita en casa y pidió una interpretación rápida a ChatGPT. Me mostró la captura. Lo curioso es que usó un Tarot de Marsella, pero la IA le devolvió una interpretación basada en Rider.
“Lo que me dijo tenía lógica”, me dijo, “pero no me ayudó a conectar con lo que estaba sintiendo”.
Durante la sesión, trabajamos con las mismas cartas en paralelo con una tirada mía. Cuando le pregunté cómo resonaba la Torre en su historia personal, se le quebró la voz. La interpretación no había cambiado tanto… lo que resonó fue el vínculo.

El miedo real es a ser desplazados sin comprender por qué.
Muchos tarotistas sienten una amenaza cuando escuchan “IA”. Y es legítimo.
No solo por la defensa de lo místico: "es que no tienen intuición y no canalizan" o el temor de “nos va a quitar trabajo”... sino porque nos confronta con heridas más profundas:
¿Y si ya nadie paga por lo humano?
¿Y si nuestra voz se vuelve irrelevante?
¿Y si el algoritmo lo hace mejor?
No son preguntas tecnológicas. Son preguntas existenciales.
La historia nos ha mostrado esta resistencia en otros escenarios. Cuando surgió la imprenta, se temió que muriera el conocimiento oral. Cuando apareció la fotografía, muchos pintores sintieron que su arte ya no tendría sentido. Durante la pandemia, psicólogos y terapeutas dudaban si Zoom podía contener procesos reales.
La tecnología transforma los oficios. Y quienes habitan esos oficios, pueden decidir adaptarse, resistirse o reinventarse.
¿Dónde habita hoy la inteligencia artificial en el Tarot?
En mi Diplomado de Tarot propongo mirar el Tarot como un sistema vivo donde los cuatro elementos (Espadas, Copas, Bastos y Oros) reflejan funciones humanas esenciales. La IA, en este mapa, habita principalmente en las Espadas: la mente, el lenguaje, la lógica, los datos, la rapidez de procesamiento.
Pero ¿y los otros tres?
En las Copas, la IA no puede sentir. No puede contener tu llanto ni celebrar tu sanación. No te saluda ni se despide estrechando tu mano. No fomenta vínculo.
En los Bastos, no tiene intención, energía vital ni propósito espiritual. No hay interés o gusto genuino por el poder de lo simbólico. No dignifica nuestra labor.
En los Oros, no sostiene un espacio con su cuerpo, ni paga renta, ni compra mazos, ni duerme después de una sesión intensa. No cultiva presencia.
Y hay algo más: el Alma, el centro simbólico del Tarot, representado por los Arcanos Mayores. Ahí tampoco entra la IA... porque el alma no se automatiza. Se escucha, se mira y se respeta.
Así que... la IA sí sirve... pero no para todo.

El futuro no es una amenaza. Es un espejo.
¿Qué viene después? Pues no lo sabemos con certeza. Hice una pequeña trampa: le pregunté a ChatGPT algunos escenarios posibles:
Tarotistas que usen IA como aliada pedagógica, para mejorar sus clases.
Apps entrenadas que simulen procesos interpretativos con cartas.
Consultantes que distingan con más claridad entre dato duro y encuentro real.
Lectores que integren IA pero mantengan su presencia humana.
Nuevas heridas de desconexión espiritual frente a vínculos digitalizados.
Aumento de herramientas de IA que repliquen estilos de tarotistas famosos.
Confusiones éticas sobre el límite entre asistencia y suplantación.
Replanteamiento de lo que realmente significa “ayudar”.
Y ojalá, una nueva valoración de lo netamente humano y análogo, en un mundo que cada vez es más digital e hiperconectado.
Y aquí se abre otra pregunta necesaria:
¿Deberíamos los tarotistas declarar si usamos herramientas de IA en nuestras lecturas?
Yo creo que sí... porque parte de nuestra labor ética no es solo ayudar, sino también transparentar los recursos con los que acompañamos. Así como mencionamos si incorporamos coaching, astrología, péndulo o constelaciones, también corresponde informar si hay una asistencia digital que pueda incidir en la devolución.
Pienso genuinamente que esto no invalida el Tarot, al contrario: lo hace crecer. Quizás incluso ya sea tiempo de actualizar nuestro Código Ético, considerando estos nuevos escenarios.

Si llegaste hasta aquí… es porque todavía crees en lo humano
No necesitas tener una postura definida sobre la IA. Solo necesitas estar dispuesto a mirar cómo te afecta o te ayuda. Este texto no busca respuestas absolutas, sino abrir preguntas desde la piel, desde el oficio, desde el alma, desde la tradición y desde la curiosidad que nos trajo hasta aquí.
Y si quieres seguir reflexionando, te invito a leer dos artículos anteriores donde abordé este tema desde otros ángulos:
Hoy más que nunca, necesitamos lecturas con alma. Y eso, al menos por ahora, no se puede automatizar.
¿Tú qué opinas? ¿Has sentido esta diferencia al consultar con IA o con alguien de carne y hueso? ¿Cómo crees que podemos integrar la tecnología sin perder lo esencial?
Te leo con el corazón abierto. Y si quieres conversar más a fondo, te invito a una lectura o cualquiera de mis cursos para seguir profundizando juntos.
Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan