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El narcisismo espiritual: cuando el ego se disfraza de conciencia

Actualizado: 15 abr


No todo lo que "vibra alto", es sanador. A veces, solo está escapando en un viaje más adornado.
No todo lo que "vibra alto", es sanador. A veces, solo está escapando en un viaje más adornado.


Traigo algo desde hace mucho tiempo y que he aprendido a observar con compasión. Una sombrita que se desliza suavemente entre círculos de meditación, terapias alternativas, gurús, influencers de conciencia, y hasta entre quienes damos consulta: el narcisismo espiritual.


No lo digo con juicio, lo digo con corazón. Porque si hay algo que realmente puede desviarnos del camino del alma, es creer que ya llegamos a nuestra máxima realización espiritual.





El ego se viste de túnica blanca.


El narcisismo espiritual no es otra cosa que el viejo ego vestido de zen. No es ruidoso, pero se impone. No se mira a sí mismo, pero se siente iluminado. No acompaña, sino que corrige desde un pedestal.

Y lo más triste y delicado: muchas veces, no se nota hasta que ya estamos atrapados en él.


¿Te resuena algo como esto?


“Yo ya sané eso… tú aún no.”

"Los que ya estamos despiertos no pasamos por eso."

“Eso te pasa porque no has hecho tu trabajo interior.”

“Es tu vibra la que atrae esas experiencias.”


Frases como estas no son herramientas de acompañamiento. Son instrumentos de invalidación disfrazados de sabiduría. Son formas de evitar mirar el dolor humano real, y convertir la espiritualidad en un teatro del ego.


¿Realmente somos mejores personas?
¿Realmente somos mejores personas?

Espiritualidad... ¿escudo o puente?


A veces, sin darnos cuenta, comenzamos a utilizar y adquirir recursos como la meditación, los cristales y cuarzos, ángeles, oráculos o las afirmaciones como muros, no como puentes. Nos alejamos de la vulnerabilidad, del cuerpo, de la herida, de lo profundamente HUMANO… porque quizás creemos que “ya estamos en la 5a dimensión, ya estamos más allá”.


Y en esa desconexión súper sutil, el ego se infla con relativa facilidad. Se vuelve “el que ya sabe”, “el que ya sanó”, “el que vibra más alto”… pero, en realidad, solo se aleja del otro, de sí mismo y del verdadero trabajo interior.




Pistas para detectar el "narcisismo" espiritual.


Aquí te presento algunas pistas que pueden ayudarte a identificar si tú estás cayendo en esa trampa o si alguien a quien sigues o conoces está operando desde ahí:


  • Habla de evolución, pero niega el dolor humano.

  • Evita la sombra, pero predica la luz.

  • Enjuicia las emociones “bajas” (miedo, tristeza, enojo).

  • Cree que hay que estar bien todo el tiempo.

  • Romantiza todo e invalida procesos profundos.

  • Utiliza la espiritualidad como argumento para desentenderse del otro, por ejemplo:

“Esa emoción es tuya, no mía.”

"Esa es TU herida y no la has sanado."

"Solo estas proyectando lo que no has trabajado."


La cosa no es ver si has o no caído ahí. Todos lo hemos hecho en algún momento.

La pregunta es: ¿Me doy cuenta a tiempo? ¿Puedo nombrarlo? ¿Puedo genuinamente ser más humilde desde ahí?



Volver a tu centro como un medio de sanación.
Volver a tu centro como un medio de sanación.

La espiritualidad que SANA.


La espiritualidad real te vuelve más humano. Mucho más capaz de ver tu propia herida sin necesidad de esconderla.


Un buen camino espiritual (técnica o método):

  • No te quita la sombra, te enseña a caminar con ella.

  • No te vuelve superior, te vuelve compasivo.

  • No te separa de lo humano (lo material o tangible), te reconcilia con ello.

  • No evade el cuerpo ni la historia, los honra.


Y lo más importante: te invita a no dejarte impresionar por palabras grandilocuentes, velas costosas ni cuentas con miles de seguidores. Te invita a elegir guías de camino que se reconozcan humanos antes que ser espirituales.


¡Muy importante! Que no te vendan certezas absolutas o que impongan sus verdades. Que no te revictimicen culpándote de tu proceso. Que tengan la humildad de decir “no lo sé”.




¿Y si soy terapeuta y me dejé llevar por eso?


Entonces solo vuelve a tu centro.

Al silencio, a la pausa. A la escucha honesta, a la presencia activa. A tus códigos éticos... vuelve a tu humanidad.

Al final, no importa cuántos cursos hayas tomado, cuántos niveles de reiki tengas, cuántas constelaciones hayas dirigido o cuántas certificaciones tengas. Si no puedes estar con la herida de alguien sin querer corregirla, aún no estás del todo al servicio.



Mi idea a través de este texto no es emitir una crítica.

Es una caricia que empuja cariñosamente, quizás una advertencia luminosa de revisar, desde el corazón, si estamos acompañando con amor o actuando desde el ego disfrazado de sanador.


Que nuestra práctica, cualquiera que sea, no se vuelva un disfraz, sino un camino honesto, imperfecto y profundamente amoroso hacia el alma.



Si sientes que este tema resuena contigo y quieres profundizar más en tu camino espiritual desde un enfoque ético, humano y amoroso, te invito a explorar esto en una sesión personalizada. Te espero con gusto y cariño.


Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan

 
 
 

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