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Los miedos del Tarotista – Parte 2

Continuando con esta serie sobre los miedos del Tarotista, decidí comenzar por el primer reino: los miedos vinculados al elemento fuego.


En el artículo anterior (que puedes leer aquí), compartí una propuesta para clasificar los distintos temores que emergen al iniciarse en el camino del Tarot. Hoy quiero honrar esa estructura adentrándome en un terreno que, aunque invisible, suele ser el más evidente a nivel cultural: el miedo a encenderse.


El miedo a volverse canal. A mover una energía que no se ve, pero que se siente. Y que, por eso mismo, abruma.


Una de mis alumnas lo dijo con mucha claridad:


“Siento que el Tarot me llama desde siempre… pero también me da miedo abrir algo que no sepa cómo cerrar.”


Y sí, ese miedo existe y es legítimo. Muchas veces está escondido detrás de una falsa modestia: “aún no estoy preparado”, “creo que necesito tomar más cursos”, “no quiero hacerle daño a nadie”.

Pero quizás lo que se está diciendo es: “no sé qué hacer con lo que despierta en mí esta herramienta.”



Mano abriendo caja de Tarot con el As de Bastos al frente
El miedo a encenderse es también el inicio del camino.


El fuego sagrado de los Bastos

En el Tarot, el palo de Bastos está vinculado al elemento fuego. Y el fuego, como arquetipo elemental, siempre ha tenido una doble cara: puede iluminar o puede quemar. Puede ser guía o puede ser amenaza.


“El fuego es el mejor de los sirvientes, ¡pero vaya maestro!”

Thomas Carlyle


Por eso, el miedo al fuego no es infantil ni irracional... es un miedo ancestral. Es el miedo a tocar el espíritu… y ser tocado por él.


Cuando el Tarot se convierte en fuego

Hay un momento en que el Tarot deja de ser una serie de significados, y se vuelve campo. Un espacio vibratorio que se siente. Una lectura donde no sabes bien de dónde viene lo que estás diciendo, pero sabes que es verdad.

Y ahí surge la duda... porque el fuego, cuando entra, te mueve.


Algunas frases que he escuchado con frecuencia en este territorio son:

  • “¿Y si me cargo con la energía del consultante?”

  • “No quiero canalizar cosas que no sé interpretar.”

  • “Me da miedo abrir un portal o llamar algo sin querer.”

  • “¿Y si esto va contra mis creencias espirituales?”

  • “Siento que hay algo en mí que se activa… pero no lo entiendo.”


Estas frases hablan de miedo espiritual. Y no desde la superstición, sino desde el instinto vivo. Y ese miedo espiritual puede tener muchas causas posibles, por ejemplo:

  • Una herencia religiosa que nos enseñó a desconfiar de todo lo que no se puede explicar racionalmente.

  • Una alta sensibilidad energética, que hace que todo se sienta amplificado.

  • Experiencias previas de canalización invasiva, o de haber sido espectadores de prácticas poco éticas.

  • Una falta de formación espiritual sólida, que separe lo sagrado del performance.


Y eso implica atravesar el fuego.


Tarotista sosteniendo el As de Bastos sobre el pecho.
A veces el fuego no llega desde afuera. Se enciende adentro, en silencio… cuando el alma está lista para sostenerlo.

¿Cómo atravesar el fuego de mis miedos?

Nombrar el fuego no basta. Hace falta aprender a caminar con él.

Porque estos miedos —el de ser canal, el de abrir el campo, el de mover energía sin saber cómo— no se disuelven con frases bonitas… se atraviesan con presencia, con anclaje y con práctica.


Aquí comparto algunos principios en los que me suelo apoyar cuando esos miedos se encienden:


1. El fuego necesita contención, no negación

No se trata de protegerte de todo, sino de crear un espacio ético y ritual para sostener la energía. El miedo surge cuando no hay estructura. Un simple gesto consciente (por ejemplo, poner una intención clara antes de leer, cerrar el campo con gratitud, encender y apagar una vela con presencia) puede ser suficiente para enraizarte.


“El fuego no pide control, pide respeto.”


2. Si se siente demasiado la energía... ¡no significa que sea malo!

Hay lecturas donde todo vibra y el cuerpo se activa. Hay veces en que la información baja antes de barajar. Eso es llamado a profundizar en tu sintonía y a estar más presente. Es la invitación a distinguir si el fuego vino del alma o vino del miedo.

Pregúntate: “¿esto me pertenece?”.


3. Nunca estás solx.

La creencia popular del Tarot perpetúa que de todo debemos protegernos, cerrar portales y limpiar energías como si leerlo nos dejara vulnerables. Pero nunca estás solo en el campo: tu cuerpo, tu alma, tu linaje, tu intención, tu conocimiento y tu método también sostienen la lectura y eso créeme, es suficiente. No necesitas ser chamán, exorcista, médium o gurú. Solo sé un puente.


"El fuego ama a los que no le tienen miedo." Jean-Marie Gustave Le Clézio
"El fuego ama a los que no le tienen miedo." Jean-Marie Gustave Le Clézio

4. El cuerpo es tu termómetro, no tu enemigo.

Si te duele la cabeza, si te mareas o se te eriza la piel, no significa que estés canalizando “algo peligroso”. Tal vez solo estás abriéndote más de lo habitual. Escucha a tu cuerpo con curiosidad, no con juicio. Y si algo no se siente bien, puedes pausar, respirar, nombrar en voz alta, o decir simplemente:“Gracias, por ahora es suficiente.”


5. Estás aprendiendo a sostener fuego, no a apagarlo.

El Tarot no te pide perfección espiritual. Te pide presencia, humildad y conciencia. Los miedos del fuego no significan que no debas leer. Significan que estás entrando a capas profundas del alma que está buscando respuestas. Y el alma, como el fuego, solo responde con verdad.



Una tirada simbólica: “¿Dónde arde mi miedo?”

Hoy quiero proponerte una tirada sencilla, para que sea el mismo Tarot quien te hable de tu fuego. Solo utiliza cartas del palo de Bastos (numerales y figuras).


Barajéalas con calma, con respiración consciente, y saca tres cartas:

  1. ¿Qué parte de mí enciende este miedo al Tarot?

  2. ¿Qué energía en mí está pidiendo moverse?

  3. ¿Cómo puedo encender mi pasión por el Tarot sin quemarme?


No busques respuestas predictivas.

Busca símbolos.

Busca diálogo contigo mismx.


Y si alguna carta no se deja leer fácilmente, solo observa cómo te hace sentir. El fuego no siempre habla con palabras. A veces habla con el cuerpo.


Tirada de tres cartas de Bastos sobre mesa de madera, con luz cálida y llama simbólica.
Una propuesta de tirada, sencilla, pero reveladora.

El fuego como aliado

Tener miedo al fuego no te hace menos espiritual. Te hace consciente de su poder. Recuerda que el camino del Tarot no siempre es suave, pero puede ser profundamente luminoso.


“Jamás hay que dejar apagar el fuego de tu alma, sino avivarlo.”

Vincent Van Gogh


Tal vez aún tú no sepas cuál es la luz que traes.

Tal vez todavía no te sientes listo.

Pero si el fuego está ardiendo en tu interior…es porque algo ya te está llamando a caminar.


Si este te texto resonó contigo, haz esa tirada HOY, pues el fuego no espera.

Me encantará leerte en los comentarios, compartirlo, o si lo deseas, que trabajemos juntos en una lectura.

Y si este fuego te conmovió, quédate cerca, porque en la siguiente entrega de esta serie nos sumergiremos en otro de los grandes territorios del alma: las Copas, que abarcarán los miedos emocionales y afectivos. Esos que susurran:“¿Y si me rechazan… o piensan que estoy locx por leer el Tarot?”


Nos leemos prontito.


Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan

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