¿Cómo funcionan las constelaciones en línea?
- Mike Aryan

- 1 oct
- 5 Min. de lectura
La pregunta aparece una y otra vez: “¿De verdad se puede constelar en línea? ¿Cómo va a ser posible que algo tan profundo suceda a través de una pantalla?”

La duda es legítima. Muchas personas han conocido las constelaciones en un taller presencial, rodeadas de representantes de carne y hueso, conmovidos al ver cómo la constelación mostraba historias familiares ocultas. Y claro, cuando alguien escucha que también se puede hacer en línea, de manera individual y hasta con muñequitos, aparece cierta desconfianza.
Lo interesante es que esto no nació en la pandemia. Antes ya se experimentaba con otras formas de trabajo, pero fue a partir de ese tiempo que la modalidad se hizo más visible y accesible. Hoy, gracias a ello, personas que no pueden trasladarse o que quieren trabajar con un constelador en particular pueden hacerlo desde donde estén. Todo depende del campo fenomenológico.
Fenomenolo... ¿qué?
Dicho de manera sencilla: fenomenología es la comprensión de la experiencia subjetiva del consultante, sin juicios, observando lo que aparece tal como se presenta, sin forzar explicaciones. Es mirar el fenómeno que se manifiesta —una emoción, un movimiento, una palabra, la posición de un representante— y darle lugar.
No se trata de inventar teorías ni de adivinar, sino de dejarnos sorprender por lo que surge frente a nosotros. De la observación emerge la realidad profunda del tejido del sistema familiar.
Las constelaciones basan su método en la fenomenología: observamos lo que aparece en el campo y confiamos en que ahí está la información que necesitamos.

De lo grupal a lo simbólico
Bert Hellinger (padre de las constelaciones familiares, puedes ver un artículo específico de él aquí) empezó trabajando con grupos presenciales. Al elegir representantes, emergían dinámicas invisibles que revelaban los vínculos subyacientes de una familia. Con el tiempo, otras corrientes terapéuticas han enriquecido esta mirada: el psicodrama de Jacob Levi Moreno (que ya trabajaba con roles y representación simbólica), la terapia Gestalt de Fritz Perls (con su énfasis en el aquí y el ahora), la terapia sistémica y hasta la arteterapia, que demostró cómo el símbolo y la creación expresan lo que las palabras callan.
Gracias a estas aportaciones, se abrió la puerta a trabajar con soportes proyectivos: muñecos, piedritas, figuritas de foami —comúnmente llamados pac-mans—, playmobiles y hasta cartas de Tarot. Al colocarlos en un espacio, el consultante no solo ve objetos: los siente como personajes del sistema. Los tamaños, los colores, las distancias y las formas despiertan en nosotros respuestas muy reales, tal y como si fueran personas en vivo.

El Tarot como puente arquetípico
Aquí entra otro recurso que yo utilizo y que se enlaza naturalmente con este trabajo: el Tarot, sobre todo los Arcanos Mayores.
¿Por qué? Porque los Arcanos Mayores son arquetipos codificados: condensan imágenes universales que representan fuerzas psíquicas y sistémicas. En una constelación, pueden señalar dinámicas profundas, como por ejemplo:
La Suma Sacerdotisa: puede simbolizar a las abuelas del clan, la memoria femenina que guarda los secretos y silencios familiares.
El Diablo: reflejaría dinámicas de abuso, manipulación o ataduras que marcan a varias generaciones.
El Ermitaño: puede aparecer como la figura del maestro sabio, pero también como ese anciano excluido de quien no se habla.
El Colgado: muestra al chivo expiatorio simbólico, aquel que carga con culpas que no son suyas.
La Emperatriz: arquetipo de la madre nutricia, pero también de la madre que pudo haber sido anulada en su fuerza creadora.
En el campo, un arcano no es un adorno: es un símbolo vivo que refleja parte de la memoria que está en el sistema.

Los colores del talento y otros soportes
Dentro de mi práctica utilizo también el método de los 10 Colores del Talento. Este recurso nació de una investigación realizada hace años en la preparatoria CUDEC, con una muestra enorme de alumnos. Lo que se descubrió fue sorprendente: al elegir determinados colores, los jóvenes estaban revelando dinámicas familiares subyacentes similares.
Angélica Malpica —desarrolladora de este método— sistematizó este enfoque, y hoy sabemos que cada color expresa una necesidad, un desorden transgeneracional y un lugar dentro del sistema. No se trata de “leer el color” como si fuera horóscopo; sino de observar cómo, al elegirlo, se manifiesta lo que está en movimiento en el alma.
Muchos colegas retoman este método con huellitas de foami en sesiones individuales: pequeños recortes de colores que el consultante coloca en el piso. Al acomodarlos, se revela una constelación tan clara como la que se haría con un grupo grande.
Un ejemplo breve
Recuerdo una consultante que trabajó en línea desde Colombia. Usamos un pequeño muñeco de madera para representar a su pareja. Cuando lo acomodamos de acuerdo al orden sistémico —apenas unos centímetros— se llevó las manos al pecho y dijo:“Siento que me quitaron un peso enorme”.
A veces, un movimiento simbólico en la pantalla abre un movimiento real en el corazón y en el cuerpo.

Las ventajas de constelar en línea o de manera individual
Muchos piensan que lo grupal es "mejor" o "más fuerte", y sin duda tiene una energía especial. Pero constelar de manera individual —ya sea presencial o en línea— también tiene beneficios enormes:
Se trabaja únicamente con la información del consultante, lo que permite mayor profundidad y enfoque.
El espacio terapéutico es más íntimo y seguro, ideal para quienes sienten pena o miedo de exponerse en un grupo.
La relación entre constelador y consultante se fortalece, porque todo el proceso está contenido en esa mirada a dos voces.
La accesibilidad: hoy alguien puede constelar desde cualquier parte del mundo, sin necesidad de trasladarse o esperar a un taller.
Al final, lo importante no es el formato, sino la disposición de abrirse a lo que se muestra. El fenómeno aparece igual: en un salón lleno de gente, en una pantalla de Zoom o en un tapete con huellitas.
Y tú... ¿has constelado en línea?
Las constelaciones en línea no son una versión “light” ni una moda pasajera. Son la continuación natural de un camino que siempre ha buscado maneras creativas y profundas de mirar el alma familiar.
El símbolo —ya sea un color, un muñeco, una carta o una figura— es solo la puerta. Lo que realmente importa es la experiencia que se abre cuando nos atrevemos a mirar más allá de lo evidente.
Lo maravilloso es que no necesitas más que un espacio tranquilo (sin interrupciones), dónde anotar y tal vez, unos kleenex a la mano.
Ahora, te dejo estas tres invitaciones:
La primera: si tienes Netflix, te invito a mirar el episodio 6 de la primera temporada de Mi otra yo, en el minuto 31. Ahí verás una representación con cristales tallados muy similar a lo que hacemos en una constelación. Es ficción, sí, pero refleja bien cómo lo simbólico abre camino a lo real.
La segunda: si quieres conocer más sobre cómo yo guío este proceso, te invito a dar un vistazo a mi formación y trayectoria.
Y la tercera: si sientes el llamado a dar el paso, agenda tu sesión en línea.
Te espero con mucho gusto.
Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan








La constelación en línea es super poderosa! En el mundo energético no hay obstáculos. Se entra al campo. Recibes la info, y después a resolver.
Me encanta!
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