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Si quieres iluminarte... ¡también paga tu recibo!

Hay frases que se te clavan en el alma por lo simples que son.

Hoy, mientras llenaba unas botellas de agua, repetía una y otra vez esta idea como quien canaliza sin quererlo:


“Si quieres la luz, también paga tu recibo.”


No hablaba solo de electricidad.


Me refería a todas esas veces en que deseamos abundancia, claridad, expansión… sin asumir los compromisos que eso implica. Queremos ser visibles, pero sin rendir cuentas. Algunos queremos crecer, pero tememos declarar (¿y si el mundo no nos aprueba?). Queremos emprender, crecer en el trabajo, expandir la familia o el negocio, pero sin honrar las estructuras que permiten que eso perdure.


Y es que crecer, en el fondo, también es ordenar tus papeles.


Mano sosteniendo un recibo de luz de la CFE, iluminada por luz dorada, como símbolo de conciencia espiritual sobre el orden.
No es solo un papel… es una elección simbólica: vivir desde el compromiso con la luz.

Una imagen que me visitó…

El otro día, mientras pensaba sobre el concepto de orden, me vino una imagen muy clara: la tensión que surge cuando deseamos crecer, pero aún nos resistimos a asumir los compromisos que ese crecimiento conlleva.


Me pareció fascinante cómo, incluso en entornos de conciencia, a veces queremos expandirnos, brillar, compartir nuestros dones… pero sin formalizar, sin nombrar, sin estructurar lo que hacemos.


Y no lo juzgo. Lo entiendo.

Porque poner nombre, firmar un acuerdo, pagar impuestos o cumplir con compromisos concretos no solo implica acciones externas… implica también una reconfiguración interna: dejar de sentirnos niños y comenzar a ocuparnos como adultos de nuestro lugar en el mundo.


En ese momento entendí que esas resistencias no son banales.


Son una señal de que, en el fondo, aún estamos dialogando con aquello que es más grande que nosotros: las leyes de la vida, la figura de los padres, la estructura del mundo, aquello que nos contiene pero que también nos confronta.


Y ahí es donde aparece la verdadera alquimia del alma... ¿puedo desear luz y al mismo tiempo, hacerme cargo del recibo?



Recibos y tickets sobre una mesa de madera con una vela encendida, evocando la espiritualidad del compromiso cotidiano..
La espiritualidad también se practica cuando asumes tus cuentas con conciencia.


¿Qué es “lo grande”?

Lo grande no es solo una institución o una ley.

Lo grande también es el planeta.

Lo grande es el ciclo menstrual.

Lo grande es el sol que sale sin pedir permiso.

Lo grande es la muerte.

Es el tiempo. La vejez. Las estaciones. La ley de la gravedad.


Todo aquello que no controlo, pero que me contiene.


Desde la mirada sistémica, lo grande también son los padres, esa autoridad que un día me sostuvo y otro día me frustró. Esa energía que me dio la vida y también me marcó un límite.


Si no he hecho las paces con mamá o papá, tal vez viva en guerra con las leyes del mundo.


¿Cómo sanar esa relación? Tal vez empezando por agradecer que su “ley” (aunque imperfecta) nos dio estructura. Como el Emperador del Tarot, ellos fueron nuestro primer marco de referencia, nuestro primer orden.


Cuando no pagas el recibo, no solo estás postergando un trámite… estás evadiendo una reconciliación con el orden.


Y esto lo entiendo ahora con más profundidad gracias al Tarot también, porque hay cartas que nos enseñan esto con crudeza y belleza:


  • El Emperador no solo es la figura del poder: es la estructura interna que da forma a lo que somos. Si está débil, vivimos como si no tuviéramos tierra firme.

  • La Justicia nos recuerda que todo acto tiene un peso. Que no puedes recibir sin dar. Que cada decisión (incluso espiritual) tiene consecuencias.

  • La Templanza nos enseña que lo material y lo espiritual no están peleados. Que fluyen uno en el otro cuando hay armonía.



Persona caminando hacia la luz mientras flotan cartas del Tarot representando orden, justicia y armonía.
Caminar hacia la luz también es caminar hacia el orden. El Tarot lo ha dicho siempre: la conciencia se organiza, no se improvisa.


Entonces… ¿qué implica estar en paz con lo grande?

Implica dejar de pelear con las reglas del mundo. Implica tomar decisiones incómodas, pero adultas. Implica asumir que la verdadera espiritualidad no se esconde detrás de frases bonitas, sino que también firma contratos, genera facturas, se registra, cumple… y honra.


Estar en paz con lo grande es decirle a la vida:


“Estoy aquí. Me hago cargo. No le huyo a lo que me sostiene. No le huyo a lo que me supera.”


Y en ese acto, tan simple y tan profundo como pagar un recibo, le estás diciendo también a tu alma:


“Ya crecí. Y quiero seguir creciendo.”


Porque pagar el recibo no apaga tu luz… la hace legítima.



Hombre meditando con rayo de luz en el chakra corona, rodeado de recibos, monedas y bolsas de supermercado. Representa el equilibrio entre espiritualidad y madurez terrenal.
El alma que sonríe en paz es la que aprendió a sostener su luz… y sus cuentas.

Si este texto resonó contigo, si intuyes que tu relación con el orden, el dinero, el éxito o la estructura está en diálogo con historias más antiguas…tal vez sea momento de ponerlo en el campo.


Agenda tu sesión aquí y permite que la luz vuelva a circular en tu sistema.


Texto de autoría propia. Todos los derechos reservados ® Mike Aryan



 
 
 

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