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¿Y el consultante? Reflexiones sobre Tarot, IA y la herida humana que nadie nombra

"La Inteligencia Artificial no es nuestra enemiga. Es nuestro espejo."

Llevo meses habitando esta pregunta.


Desde que el uso espiritual de la Inteligencia Artificial (IA) comenzó a volverse un tema constante en mis sesiones, mis clases, mis lecturas y mis propias reflexiones profesionales, supe que eventualmente necesitaría darle forma escrita. Así que este artículo es la continuidad natural de una conversación que se ha vuelto urgente: la tecnología ha entrado no solo en nuestros métodos, sino en el alma misma de quienes consultan.


Y aunque ya escribí un primer artículo que abordaba el tema desde el cruce entre IA, simbolismo y Tarot, algo en la reciente mesa de debate del Simposio de Tarot Terapéutico 2025 encendió una chispa nueva en mí. Y no precisamente por lo que se dijo —que fue valioso y plural— sino por lo que no se dijo: nadie se puso en el lugar del consultante.


Todo giró en torno a la figura del tarotista. el estilo, la ética, el miedo, los método, las posturas divididas. Y yo pensé: ¿y el que está al otro lado de la mesa?


La ausencia del tarotista y la presencia simbólica de la inteligencia artificial.
A veces, la IA no reemplaza al tarotista… sino a su ausencia.

La IA no reemplaza al tarotista… sino a su ausencia

No es que la IA sea más sabia. Es que siempre está disponible. No te juzga, no te cobra (en algunas apps gratuitas), no da vueltas, no necesita ser “canal” ni poseer veinte años de experiencia para acompañar a alguien en crisis.


Un artículo publicado por Harvard Business Review en 2025 reveló que los tres usos más comunes de la IA generativa hoy son:

  • Terapia y acompañamiento emocional

  • Organización de la rutina

  • Búsqueda de propósito de vida


¿Notas algo? No se menciona productividad, ni estrategia, ni trabajo... se menciona herida. Soledad, confusión y dolor.

Y entonces me cayó el veinte: no estamos compitiendo contra la IA. Estamos compitiendo contra nuestras propias ausencias y en especial, contra nuestras zonas de confort profesional que dejaron de ver al humano que consulta y comenzaron a defender el trono de quien interpreta.



El debate que olvidó al alma que consulta

Sin desestimar el valor de lo compartido (que fue mucho en esa mesa de debate), confieso que me quedé con un nudo en la garganta. Mucho discurso desde la defensa del oficio, la tradición, los años de experiencia. Mucho miedo a ser reemplazados y mucha queja hacia lo digital. Poca reflexión hacia lo emocional.


No hubo preguntas como:

  • ¿Por qué hay personas que están prefiriendo acudir a una IA antes que a un tarotista?

  • ¿Qué carencias simbólicas, afectivas o económicas estamos dejando sin mirar?

  • ¿Qué pasaría si el problema no es la existencia de la IA… sino la desconexión previa del vínculo humano?


No es casual que el 68% de los usuarios —según el estudio de Harvard— prefiera IA antes que consultar con profesionales humanos para temas emocionales. Y es que la IA simula lo que los humanos a veces negamos: escucha empática, acompañamiento emocional, presencia activa.

Y si eso es suficiente para alguien que está sufriendo, el problema no es la IA. El problema es que nosotros estamos llegando tarde.


El contacto simbólico entre lo humano y lo digital en el Tarot contemporáneo.
La IA no es nuestra enemiga. Es nuestro espejo.

Tres arquetipos para este tiempo extraño

Durante el Congreso de Tarot de México 2025, la última ponencia del programa fue la que abordó temas tecnológicos. Yo participé activamente durante la ronda de preguntas y respuestas, proponiendo una reflexión basada en la multidimensionalidad del ser humano desde los cuatro elementos del Tarot —bastos, copas, espadas y oros— como marco para leer el impacto de la IA.


Más tarde, desarrollé esta propuesta en profundidad en mi Masterclass para el Congreso de Tarot de Colombia, que impartí en julio del mismo año. Puedes verla aquí:





No era una defensa de la IA. Es una invitación a pensar nuestro rol espiritual y simbólico más allá del miedo, reconociendo que el ser humano es cuerpo, emoción, mente y voluntad.

En esa línea, hoy quiero compartir tres arquetipos del Tarot que pueden ayudarnos a leer este momento histórico:


El Mago (el iniciador consciente)

Se vincula con la IA con curiosidad, como herramienta. La usa para ordenar ideas, explorar patrones simbólicos y afinar su lenguaje. Sabe que no sustituye, pero sí complementa.


La Rueda de la Fortuna (el adaptativo ético)

Acepta el cambio, se adapta, pero mantiene límites. Sabe cuándo consultar a la IA, cuándo dejarla fuera, y cómo acompañar a otros en su proceso de transición.


El Mundo (el integrador maduro)

No polariza. No teme: integra. Honra lo humano, pero no desde la nostalgia, sino desde la presencia real. Sabe que su valor no está en “saber más que la IA”, sino en resonar con lo que ninguna IA puede encarnar: la experiencia del alma.



Una propuesta: actualizar nuestro Código Ético

Si vamos a seguir leyendo Tarot en tiempos de algoritmos, propongo algunas pautas, por ejemplo:

  1. Si uso IA durante mi lectura, lo diré con transparencia.

  2. No sustituiré lo sagrado ni ritual con IA.

  3. Si ofrezco algún informe o apoyo con IA, lo deberé anunciar claramente.

Esto es una invitación a elevar el estándar ético, no a imponerlo.


Arquetipos del Tarot iluminando la relación con la inteligencia artificial.
Arquetipos para un tiempo de transición: integrar, discernir, sostener.

Cuando el Tarot vuelve a ser refugio

La IA no es nuestra amenaza, es nuestro síntoma. La pregunta no es: ¿cómo competir con la tecnología? La pregunta es: ¿cómo volver a ser refugio?

Porque un chatbot puede darte cien respuestas…pero solo un tarotista humano puede llorar contigo cuando no hay ninguna.


Si te interesa profundizar más en este enfoque terapéutico del Tarot, te invito a unirte a mi Diplomado que comenzará en septiembre. O a agendar una lectura conmigo.


Texto de autoría original de Mike Aryan®. Todos los derechos reservados.

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