Vivir desde el amor
“Miedo son los muros que nos ponemos para protegernos del dolor”
Virgina Blanes.
La semana pasada fui invitado a dar una conferencia a un grupo de maravillosas mujeres pertenecientes al Grupo de Asistentes de Socios del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, A.C.
¡Con toda franqueza, te comparto que quedé gratamente sorprendido!
La intención era exponer una plática referente al amor. Noté que el AMOR es lo que sobra en este grupo.
Desde mi llegada, el recibimiento fue hacerme sentir como en familia, todas se saludan, se expresan cariñosamente unas con otras, se dan su lugar, respetan su trabajo, hacen oración antes de iniciar su sesión... en fin, toda una estructura perfectamente organizada con una impecable atención en los detalles.
Ese día les compartí algunas pautas que desde mi experiencia, constituyen aprender a vivir desde el amor. Y más que año con año, el tema del amor y la amistad retoma fuerza en el mes de febrero.
¿Qué es vivir desde el amor?
Ciertamente, no me fue difícil explicarlo. Estas hermosas damas estuvieron muy atentas y dispuestas a la escucha. Creo que ellas ya viven desde el amor pero quizás no se habían dado cuenta.
Sin embargo, tu que lees esto por primera vez, quiero compartirte un poquito de lo que vimos con Asistentes IMEF.
Lo primero que hay que saber es que siempre estamos en un lugar, no necesariamente físico, a veces es un lugar emocional.
Desde el "sitio emocional" del amor, tomo decisiones para conseguir aquello que quiero. Suena muy romántico... pero el problema radica en que casi siempre estamos instalados en el "lugar" del miedo, y desde esa emoción tan antigua tomo decisiones para evitar aquello que no quiero: me paralizo, me "frikeo", sufro, me comparo, me entristezco y hago dramas.
Y eso sucede de forma inconsciente... ¡qué fuerte!
Ante esas heridas que nos ocasiona el miedo consideré hacer una bella metáfora y compartirles a estas bellas mujeres unos "bálsamos" que ponen remedio para esas situaciones.
El primer bálsamo es el de la autovaloración – antídoto contra la comparación.
Cuando vives tu vida respetando tu ser auténtico, no te comparas con nadie. Conoces tú valor y a la vez reconoces el valor de cada ser viviente. Mi sugerencia es celebrar tus éxitos pero también celebrar los de los demás. Desde la sana admiración, podremos encontrar resonancias en nosotros mismos que nos potencíen a un lugar mucho más amoroso.
El segundo bálsamo es el de la no-expectativa – antídoto contra el prejuicio.
Es decir, no se trata solo de "no esperar de nadie", sino tratar de construir puentes de unión y no muros de separación... en especial de nuestras opiniones.
Todas las personas que llegan a nuestra vida, tienen algo que enseñarnos. Si logras entender esto... ¡has logrado entender la vida misma!
El tercer bálsamo corresponde a la responsabilidad – antídoto contra el victimismo.
Te propongo cambiar tu patrón de víctima, por pensamientos más constructivos que te devolverán tu poder de elegir; por consiguiente, de tu responsabilidad. Acepta tus límites, ciertamente te humanizarán ante los demás... y sobre todo, recuerda que al final tú eres quien determina como sentirse.
El cuarto fue el bálsamo de la autoaceptación – antídoto contra la autocrítica.
Quizás el ejercicio más difícil es pararse frente a un espejo y decir "te amo". Bueno, intentar hacerlo ya es un gran comienzo. Quizás el segundo paso sea decirlo recién levantado, con los ojos chinguiñosos y los cabellos en caos. Y tan solo si queremos avanzar, intentémoslo sin ropa.
Te sorprenderá la respuesta de tu Ser interior cuando le dices que lo amas.
El quinto fue el bálsamo de la nutrición – antídoto contra los desequilibrios alimenticios.
A través de la alimentación volvemos a conectar con la inteligencia natural del cuerpo. Y por alimento me refiero a la comida que entra por la boca, pero también las malas noticias, los chismes y escenarios de violencia representan lo que cotidianamente dejamos entrar por los oidos y por los ojos. Esos "alimentos chatarra"restan energía y alimentan más el miedo.
El sexto fue el bálsamo de la realidad – antídoto contra el exceso de drama.
¿A quién no le gusta el drama? Uy... en México somos especialistas en eso. El tema es que no distinguimos entre dolor y drama. Añadir drama nos amarra a una percepción lejana de la realidad, y para ello hay que pensar de formas más realistas: el equilibrio existe en el venir y dejar ir, entre el día y la noche, entre la pérdida y la ganancia.
Propuse un séptimo bálsamo y fue el de la coherencia – antídoto contra la priorización de los demás antes que a mí.
Intenta ponerte a ti en primer lugar: eso no es ser egoísta o insensible, al contrario, significa tener conciencia de ti mismo. Pues... ¿cómo voy a dar amor si no me amo a mí primero?
Si eres coherente contigo mismo entonces podrás aportar esta misma coherencia a los demás.
El octavo fue el bálsamo del gozo – antídoto contra la negación al placer y al disfrute.
Conectarnos con la vida implica aceptar todos los estímulos sensoriales que nuestro cuerpo nos ofrece. Abrazar un árbol, reírse a pierna suelta, disfrutar una buena comida o bebida, un buen orgasmo, contemplar paisajes o escuchar poesía nos recuerda que estamos vivos y nos ayuda a encerder la inspiración y alegría que hay en ti.
Finalmente, el bálsamo de la autenticidad – antídoto contra el rechazo
Esto requiere expresar lo que pensamos, lo que necesitamos, lo que deseamos en verdad. ¡Busquemos las palabras adecuadas! Desarrollar la sinceridad y la valentía de compartir nuestros anhelos nos hace personas mucho más auténticas... pues el mejor regalo que podemos aportar a la vida es vivir nuestro propio destino con amor.
Mientras escribo esto me acuerdo de la charla y suspiro de emoción. Te lo juro. Me gusta dejar semillitas de conciencia en los demás; por lo que agradezco mucho al Universo, a mi amiga Cristy, a la Mesa Directiva de Asistentes IMEF y a todas las personas involucradas por permitirme hacerlo.
Mi gratitud a todas las socias y especialmente a tí que estás leyendo esto.
Te abrazo con mucho amor.
Mike Aryan